Carl G. Jung y la Asunción de María

CARL G. JUNG Y LA ASUNCIÓN DE MARÍA

Cada año, el 15 de Agosto se celebra desde hace siglos, prácticamente en todas las variantes de la cultura cristiana, la Asunción de María, esto es, la creencia que el cuerpo y espíritu de la Virgen María fue transportado al Cielo tras su fallecimiento.

Una celebración que perdura durante tanto tiempo es indicativo de que es expresión simbólica de un contenido importante de lo Inconsciente Colectivo.

La psique colectiva

Pero, a pesar de la evidencia de la importancia en la psique colectiva de la veneración a María (el vestigio de la DIOSA Madre, anterior al patriarcado, que no desapareció a pesar de la dominancia masculina), la Iglesia no lo reconoció oficialmente. La resistencia Institucional (patriarcal) se resistía a la evidencia, y a evolucionar más o menos a la par que lo hacían sus miembros (los fieles creyentes).

No fue hasta mediados del siglo XIX que los obispos pidieron a la Santa Sede que este ritual se declarara doctrina de fe. Y se tardó 100 años en llevarse a cabo.

CARL G. JUNG Y LA ASUNCIÓN DE MARÍA

¿Qué tuvo esto de importante para Jung -y la Psicología Analítica-?

En lugar de remitirme a argumentos escritos, por el propio Jung y sus estudiosos, os lo voy a narrar en primera persona, desde mi experiencia personal.

Conocí al profesor Quirrel en el 2004, un venerable anciano que, además de toda una docta eminencia, era el único amigo personal de Carl Gustav Jung que aún vivía. Nos explicó que el 1 de Noviembre de 1950 el papa Pío XII proclamó, por escrito, que la Asunción de María era Dogma de Fe.

Eso significaba el reconocimiento OFICIAL de algo que podía ser peligroso, antisistema, y casi herético: se equiparaba a la Madre, una mujer y exclusivamente humana, al Hijo, que además de hombre era divino.

Quirrel comentó: esta proclamación molestó a todo el mundo: católicos, anglicanos… excepto a Carl Gustav Jung, que se puso en pie gritando ¡Por fin el Sagrado Femenino ocupa el lugar que le corresponde! Este es el evento simbólicamente más importante en la historia de las mujeres modernas, para su emancipación y su reconocimiento.

Bien, la lucha por la emancipación y, sobre todo, el reconocimiento de la Mujer, continúa. Esperemos que los hombres seamos capaces de superar los condicionamientos educativos que impiden que nuestro sano inconsciente fluya, pues en nuestro Inconsciente Colectivo ese reconocimiento hace siglos que ya está.

Juan Carlos Albaladejo