Otoño: ¿Sólo para deprimirse?

OTOÑO: ¿SÓLO PARA DEPRIMIRSE?

El Otoño es la época del año en la que bastantes personas se sienten “chafadas”, otras tristes, y unas cuantas se deprimen. Las mentalmente más frágiles han de ir con mucho cuidado, pues puede ser un período muy duro, con ideas suicidas incluidas.

Curiosamente, las demandas de ayuda psicológica por miedo a la muerte (en niños, adolescentes, o adultos) son más frecuentes al despuntar el Otoño.

En cambio, para otras personas, el Otoño es una época maravillosa: se acabó el calor sofocante, te puedes empezar a tapar porque hace fresquito, y la naturaleza se viste de múltiples colores. Hay pintores y fotógrafos que aprovechan el escaso tiempo de dos semanas para ir a determinados bosques y retratarlos en sus obras, antes de que árboles y plantas se desnuden, mostrando un nuevo cambio cíclico.

¿POR QUÉ ESTAS DIFERENCIAS ENTRE LAS PERSONAS?

Ciertamente, son dos estados anímicos totalmente opuestos. ¿Qué influencia psíquica tiene el otoño en nosotros?

A pesar de la prepotencia ignorante que, desde hace décadas, se manifiesta en algunos sectores de nuestra sociedad, seguimos siendo hijos de la Naturaleza y del Tiempo; no hay escape (afortunadamente). Por eso la naturaleza ejerce influencia sobre nosotros, en unos más que otros, depende de su sintonía con ella o de su sensibilidad psíquica. Al igual que en Otoño caen las hojas de los árboles, a nosotros se nos cae el pelo y la piel se descama.

¿QUÉ SIMBOLIZA ESTO A NIVEL EMOCIONAL O MENTAL?

Que nos preparamos para RENOVARNOS. Si hasta el cuerpo muda de piel y cabello, ¿cómo no vamos a desprendernos de ideas, complejos, emociones ya gastadas, que no son útiles?. Se nos impulsa a hacer como una revisión, en lo que va de año, de lo que hemos conseguido o aún estamos encallados en ello. El problema es que esto se realiza a nivel INCONSCIENTE, con lo cual… si las cosas “no están muy finas” a nivel interno, si se genera una sensación de fracaso… la caída de la hoja se traduce en una CAÍDA DEL ALMA. Y si no hay nadie que contribuya a recoger el alma, aparece el sufrimiento y, en el peor de los casos, aparece el deseo de dormir para siempre.

Por eso es muy importante el conocerse mínimamente a uno mismo, el plantearse objetivos asumibles, sobre todo a corto plazo, el atreverse desprenderse conscientemente de lo que ya no sirve… ahí está el temor al cambio, porque a veces se trata de renovar la forma de vida que llevamos, y el miedo no nos deja.

Si es tu caso, y no te ves capaz, para eso estamos los profesionales de la Psicología Profunda. No dudes en venir a vernos. Si lo trabajamos bien, se cumplirá lo que dijo Carl Gustav Jung: la depresión no es necesariamente patológica; a menudo presagia una renovación de la personalidad o una explosión de actividad creativa. Son momentos en la vida humana cuando se pasa una nueva página.

Juan Carlos Albaladejo
Psicólogo Clínico
Analista Junguiano