Lo invisible se hace visible
Cuando entras en el despacho donde el psicólogo (o la psicóloga) analista tiene el espacio del Juego de Arena, no puedes evitar quedarte boquiabierto por unos instantes: ves una gran pared con estantes de arriba abajo, repletos de figuritas variopintas, algunas bastante curiosas, representando todo aquello que conoces del mundo (o casi). Y, delante de la impresionante muestra de figuritas, dos contenedores azules que descansan sobre dos mesitas de madera con ruedas, una con arena húmeda y la otra seca.
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